Cristian Pizarro Vegas Diseñador UX/UI Especializado en accesibilidad
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LiquidGlass UXDI: ¿Hoy lo odiamos, mañana lo amamos?

Destruyendo el canon establecido

La cultura de Apple ha estado históricamente ligada a la innovación. Sin embargo, en el marco del rediseño LiquidGlass, esa innovación no se presenta como una simple mejora estética, sino como una intervención deliberada que reconfigura el ecosistema visual de la marca. Se trata de una apuesta de ruptura, cuyo objetivo no parece ser agradar sino provocar una disrupción: cuestionar los códigos establecidos de la interfaz y forzar una reevaluación del canon visual dominante.

La nueva propuesta es fluida y sofisticada, pero también ambigua, opaca y emocionalmente disonante. Las críticas sobre bajo contraste y accesibilidad son pertinentes desde una perspectiva de diseño inclusivo. No obstante, esa fricción perceptual podría no ser un defecto de diseño, sino una decisión intencionada dentro de un entorno experimental. Dado que estos sistemas son altamente personalizables, resulta poco probable que una persona con baja visión seleccione voluntariamente una configuración de bajo contraste como su opción por defecto. En ese sentido, la incomodidad inicial podría estar diseñada para activar un proceso de exploración y ajuste, más que para ser una solución universal preconfigurada.

Para abordar este tipo de experiencias disruptivas, es pertinente aplicar el marco del UXDI (User Experience Disruption Index). Esta métrica no busca calificar la eficiencia o la estética, sino evaluar cuánto una experiencia interrumpe el marco cognitivo habitual del usuario. Su objetivo es medir la intensidad de la disrupción emocional y perceptual, y establecer si esa ruptura tiene el potencial de convertirse en una experiencia significativa.

Desde esta perspectiva, LiquidGlass no debe analizarse como producto cerrado, sino como una interfaz especulativa en estado de prueba. Es posible que Apple esté utilizando su despliegue como escenario de observación: midiendo comportamientos, reorganizaciones de apps, zonas de baja interacción o microfrustraciones reiteradas. Más que una interfaz terminada, se trataría de una plataforma de captura conductual.

Más allá de las reacciones inmediatas que ha generado LiquidGlass, vale la pena reconocer que muchas de ellas han sido formuladas desde una perspectiva estética o intuitiva, apelando a la defensa del usuario sin precisar con claridad qué perfiles específicos se ven afectados ni sobre qué evidencia se sustentan estas observaciones. Este tipo de respuestas tiende a simplificar una experiencia que, justamente por su carácter disruptivo, demanda marcos interpretativos más profundos como el que propone el UXDI.

Frente a esa crítica impulsiva que muchas veces se apoya en impresiones inmediatas o supuestos universales, el UXDI propone justamente lo contrario: aplicar estructura a la percepción de la fricción, convertir la incomodidad en insumo analítico, y leer la disrupción no como una falla, sino como una variable deliberada con potencial de aportar a la memorabilidad del producto.

En este escenario, el valor de LiquidGlass radica su potencial para generar memoria, debate y transformación. Esa es la base de toda innovación significativa: no saber si algo gusta, pero advertir que algo se ha modificado en nuestra forma de percibir.

LiquidGlass probablemente no esté terminado, y quizá ese sea su valor principal. Si provoca análisis, si cataliza conversación, si obliga a repensar lo que dábamos por hecho, entonces (bajo la mirada del UXDI), no solo es una interfaz: es una experiencia críticamente activa.

Autor: Cristian Pizarro
Corrección de estilo: Deepseek
Imagen:
Apple

Cristian Pizarro
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